El duelo por un seno y la esperanza de reconstrucción
Hoy se cumplen exactamente 4 años desde que entré a esa sala de cirugía. El 20 de abril de 2021, con una mezcla de miedo y esperanza, me sometí a mi primera mastectomía como parte del tratamiento contra el cáncer de mama etapa IV que me habían diagnosticado meses antes.
Quiero hablarle a todas esas mujeres que están a punto de pasar por este proceso. Sí, ese procedimiento que cambia tu cuerpo para siempre en cuestión de horas. Un día tienes dos senos, expresión de tu feminidad, y al siguiente despiertas con una parte de ti ausente.
La mastectomía no es solo una cirugía física. Es un golpe emocional que sacude los cimientos de cómo te percibes como mujer. Los senos son parte de nuestra identidad femenina, de nuestra sensualidad, de nuestra maternidad para muchas. Y de repente, en un abrir y cerrar de ojos, ya no está.
Las implicaciones van mucho más allá de la cicatriz que queda. Cambia la forma en que te vistes, cómo te mueves, cómo te relacionas con tu pareja. Aparecen inseguridades que nunca habías tenido. Te miras al espejo y por un tiempo, quizás no reconoces a la mujer que te devuelve la mirada.
Lo que me ayudó enormemente fue permitirme hacer un duelo por mi seno. Sí, suena extraño, pero fue sanador. Le di las gracias a esa parte de mí que se iba. Agradecí los años que me acompañó, las caricias que sintió, la belleza que aportó a mi cuerpo. Le escribí una carta despidiéndome, reconociendo que su ausencia abría paso a mi sanación.
Este duelo no lo hacemos por todos los tratamientos que vienen después de la cirugía. La quimioterapia, la radioterapia... todos exigen tanto de nosotras que no nos damos el espacio para procesar la pérdida de una parte tan significativa de nuestro cuerpo.
Pero quiero que sepas algo importante: esto también pasa. La vida continúa, y aunque nunca olvidarás lo perdido, aprenderás a vivir de una manera diferente, quizás hasta más plena.
Hace apenas dos meses me sometí a una cirugía reconstructiva. Redujeron mi seno derecho a la mitad, colocaron una prótesis en el izquierdo y usaron grasa de mi propio cuerpo para darle forma. Esta cirugía no fue por vanidad sino por necesidad médica: la desproporción estaba causando problemas en mi columna.
El seno se va, pero llega la esperanza de recuperar no solo tu salud sino también una parte de ti misma. Y aunque nunca será igual, puede ser el comienzo de una nueva relación con tu cuerpo.
Si estás leyendo esto porque pronto enfrentarás una mastectomía, quiero decirte que entiendo tu miedo. Lo viví. También quiero decirte que eres mucho más que un seno. Tu feminidad, tu belleza, tu esencia como mujer no desaparecerán con la cirugía.
Permítete sentir, llorar, enfadarte. No te exijas ser fuerte todo el tiempo. Date el espacio para hacer un duelo adecuado. Y cuando estés lista, mira hacia adelante. El camino es largo, pero no estás sola en él.
Desde este espacio, desde DeUnaTeta, te acompaño en este proceso. Porque todas las que hemos pasado por esto formamos una hermandad silenciosa que se reconoce en la mirada.
Hoy, cuatro años después, puedo decir que sigo aquí, sigo siendo mujer, sigo siendo yo. Diferente, sí, pero completa a mi manera.
Y tú también lo serás.
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