El arte de curar con humanidad: Un llamado al personal de salud



Queridos profesionales de la salud:

Escribo estas líneas desde mi experiencia como paciente oncológica con metástasis desde hace dos años. A lo largo de mi recorrido de cuatro años en tratamiento, he experimentado de primera mano la inmensa diferencia que marca el trato humanizado en nuestro proceso de sanación.

Hoy viví una situación que me impulsó a escribir esta reflexión. Durante mi visita médica, una enfermera se refirió a mí como "una persona poco responsable con su salud". Estas palabras, pronunciadas sin conocer mi historia, mi compromiso diario con mi tratamiento, y los innumerables esfuerzos que hago por mantener mi salud, cayeron como una losa sobre mis hombros ya cargados por el peso de la enfermedad.

Los juicios precipitados, las etiquetas y los prejuicios pueden herir profundamente a quienes luchamos contra el cáncer. Cada paciente tiene un contexto único, una historia personal que merece ser conocida antes de emitir cualquier juicio.

Quienes enfrentamos un diagnóstico de cáncer, especialmente metastásico, nos encontramos en una situación de extrema vulnerabilidad. Nuestras vidas han dado un giro inesperado, y con él, han llegado: turbulencias emocionales, cambios físicos, efectos secundarios de los tratamientos,
desafíos familiares, dificultades económicas, gastos médicos alternos, retos sociales y nuevas formas de adaptación a la vida cómo paciente onológico.

En este contexto, el trato que recibimos del personal de salud puede ser determinante para nuestro bienestar físico y emocional.

He observado con preocupación cómo algunas interacciones entre profesionales de la salud y pacientes están marcadas por un trato autoritario. Este enfoque vertical, donde el profesional habla y el paciente simplemente escucha y obedece, desconoce nuestra autonomía, nuestra capacidad de decisión y nuestro conocimiento sobre nuestro propio cuerpo.

Este modelo de atención no solo es deshumanizante, sino que puede ser contraproducente para el proceso de tratamiento. Un paciente que se siente juzgado, ignorado o menospreciado puede desarrollar,  resistencia a acudir a sus citas, menor adherencia al tratamiento, ocultamiento de síntomas por temor a las reacciones, deterioro de su salud mental, pérdida de confianza en el sistema de salud, etc.

En contraste con estas experiencias, quiero destacar el papel fundamental que juegan aquellos profesionales que han elegido el camino de la empatía y la humanidad. Para muchos de nosotros, ustedes son un verdadero bálsamo en medio de la tormenta.

Son las manos que sostienen las nuestras cuando el miedo nos paraliza.
Son las voces que traducen términos médicos complejos en información comprensible. Son los ojos que nos miran como personas, no como enfermedades.
Son los oídos que escuchan nuestras preocupaciones, por pequeñas que parezcan.

Cada palabra amable, cada gesto de comprensión, cada momento de escucha activa, se convierte en parte de nuestra medicina. La calidad humana con la que nos tratan es tan importante como la precisión técnica de los procedimientos que realizan.

Reconociendo la enorme presión bajo la que trabajan y las limitaciones del sistema de salud, me permito compartir algunas propuestas que podrían enriquecer la relación con sus pacientes:

1. **Escucha activa**: Tómense un momento para escuchar nuestras preocupaciones y preguntas, sin interrumpir o minimizar.

2. **Comunicación clara**: Expliquen los procedimientos, tratamientos y expectativas en un lenguaje que podamos entender, verificando nuestra comprensión.

3. **Respeto a nuestra autonomía**: Involúcrennos en las decisiones sobre nuestro tratamiento, reconociendo nuestra capacidad para elegir.

4. **Empatía**: Intenten ponerse en nuestro lugar, reconociendo el impacto emocional del diagnóstico y tratamiento.

5. **No juzgar**: Eviten suposiciones sobre nuestras circunstancias o comportamientos sin conocer nuestra historia completa.

6. **Atención integral**: Recuerden que somos más que nuestra enfermedad; somos personas con emociones, relaciones y proyectos de vida.

Les escribo no desde el rencor, sino desde la esperanza y la convicción de que juntos podemos construir un sistema de salud más humano. Su trabajo es invaluable y reconozco profundamente su dedicación y sacrificio.

Les invito a recordar que, detrás de cada historia clínica, hay una persona con sueños, miedos y esperanzas. Una persona que ha depositado en ustedes no solo su salud física, sino también su confianza y vulnerabilidad.

El verdadero arte de la medicina no reside únicamente en el conocimiento técnico, sino en la capacidad de curar con humanidad.

Con respeto y gratitud,

Una paciente que ve en ustedes a sus aliados más importantes en los desafíos de restaurar su salud.
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*Este blog es un espacio para compartir experiencias sobre el cáncer de mama. Las opiniones expresadas aquí son personales y buscan fomentar un diálogo constructivo entre pacientes y profesionales de la salud.*

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